A veces en nuestra vida de comunidad eclesial, hay personas que organizan, ayudan, preparan muchas actividades que la intención buena de impactar a su iglesia de forma positiva. Hacen uso de sus habilidades y comparten sus conocimientos y destrezas. Eso suena muy bien, pero puede ser que hayan olvidado preguntar al "Jefe Grande", si eso que se está realizando agrada a Dios.
Hay veces que se abandonan las atenciones debidas a sus familias para estar en la iglesia. Descuidan sus hogares. Descuidan a sus hijos, esposos, nietos, madres, hermanos. San Bernardo le escribió una vez a su antiguo discípulo Eugenio, "malditas ocupaciones las que te pueden apartar de la vida espiritual y de la santificación del alma."
Es una trampa la cantidad de ocupaciones que nos apartan del verdadero camino de la santidad. Viven tan preocupados haciendo planes y ejecutando preciosas ideas, pero se les olvida pensar y preguntar: ¿esto, agrada a Dios? Hay veces que en ese proceso de hacer esas actividades e ideas fabulosas, faltan a la caridad y se atacan unos a otros con los celos y las envidias. "Si se dedicaran un poco más a lo que es espiritual y sobrenatural". es lo que agrada a Dios. Lo contrario, se logra tan poco o nada o menos que nada pues sin vida espiritual se puede hace llegar a hacer más daño que bien.
Muchas veces estamos llenos de pensamientos grandiosos y hasta curiosos y agradables acerca de futuros apostolados y trabajos por las almas, en vez de dedicar este tiempro precioso a amar a Dios, a adorarlo, a pensar en sus perfecciones, a darle gracias a pedirle perdón por nuestros pecados.
Estas son citas tomadas de este antiguo libro"El combate Espiritual"que están tan actuales como para estos tiempos.
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