viernes, 12 de agosto de 2011

Las etapas de duelo por un difunto

Cuando perdemos un ser querido pasamos por unas etapas.  Es bueno conocerlas porque nos ayuda a ser liberados del sufrimiento.  A veces nos parece algo lejano, difícil pasar por este dolor.  Tenemos que aceptar que realmente es posible pasarlo y que lo podemos lograr.  Esta peregrinación liberadora nos llevará a estar en paz con nosotros mismos.


Etapas:


1.  La negación y aturdimiento-  Es como si la mente cerrara el evento de esta muerte y negar lo sucedido.  Hay muchas expresiones de negación como evitar decir que "se murió".  Algunos recurren al alcohol o drogas para prolongar esta negación.  Es posible que nos dure varios meses.
2.  Ira, rabia, rechazo-   No lo aceptamos aún.  Nos rebelamos con la vida.  Analizamos que debió pasar a otros, lo que debimos haber hecho o no.  En esta etapa se buscan culpables.  A veces la ira se vuelca hacia el difunto porque nos abandonó.  Se enojan contra Dios.
3.  Depresión -  Cuando se va captando la realidad con más claridad y se percibe en todas su dureza con todo lo que significa para la propia vida.  Aquí aparecen los miedos a la muerte, miedo al difunto, miedo a la soledad, ansiedad.  Es una gran sensación de tristeza.
4.  Reorganización-  La persona se va serenando un poco gracias al paso del tiempo y diversas motivaciones que ha ido encontrando.  Se va recuperando el ritmo anterior de trabajo, sus costumbres y aunque aparezcan momentos de angustia y tristeza se incorpora nuevamente.  No es que se ha finalizado el proceso pues puede haber reprimido bruscamente sus sentimientos, preguntas, cosas sin resolver.  Puede haber estado ocultando sentimientos.  Comienza una hiperactividad en tareas en forma de escapar del duelo.  
5.  Aceptación-  Aquí se produce la verdadera resolución del duelo.  Es cuando la persona ha encontrado respuesta a algunas preguntas, ha pasado por todos los sentimientos que debía probar y serenamente ha sanado.  Llega la resignación serena.  La persona termina aceptando lo que pasó.  Le queda un recuerdo afectuoso tierno y sereno sin angustias ni melancolía.  Es una gratitud por haber conocido a esta persona y haber aprendido algo importante de lo que ha sucedido.




El proceso del duelo debe tomar de uno a dos años.  Hay personas que tienen unas etapas largas de autoagresión, culpabilidad, se escapan en una nube de ilusión y un auto engaño.  No podemos quedarnos pasivos porque pasarán los años y se prolongará el dolor.  


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